Siguiendo el curso del año, la primera fiesta con la que nos encontramos es:
El erudito Pedro Sucías, escribió a principios del siglo XX: «Existe la tradicional costumbre en esta villa de la fiesta a san Sebastián, en que la víspera de este santo, sobre la acera de cada vecino, se encienden grandes hogueras de leña verde».
Testimonios orales nos hablan también de la dedicación de otra hoguera a sant Antoni Abat, hipótesis muy probable dentro de una comunidad totalmente agrícola como era y es Montesa. Además, sant Antoni era titular de una capilla de la iglesia parroquial antes de la guerra.
En los años setenta, la tradición se había perdido casi por completo y tan solo los niños se atrevían a hacer alguna que otra hoguera.
En 1989, un grupo de vecinos del pueblo, posteriormente organizados en l’Associació Cultural d’Amics del Castell fra Miquel d’Aràndiga, prepararon una hoguera en la plaza de la Vila, con la idea de celebrar la fiesta del patrón de Montesa, sant Sebastià.
Desde entonces, todos los años, el sábado más próximo al día del santo –20 de enero–, se quema la ya tradicional hoguera, de la que participa gran parte del pueblo.
La fiesta dedicada a sant Vicent, la cual ha ido intentando arraigar durante el siglo XX, ha estado condicionada a la voluntariedad de los festeros o personas que han querido organizarla. Aunque hay algún indicio en los años veinte del siglo pasado, la fiesta, de la manera como la entendemos ahora –con baile y cabalgata, además de las celebraciones religiosas–, posiblemente se inició en los años cincuenta. Los actos organizados solían durar unos dos días, durante los cuales se hacían las celebraciones religiosas –misa y procesión–, además de la tradicional cabalgata. Otras veces se añadían una verbena, una cordà y alguna que otra traca.
La imagen del santo, cedida a la iglesia parroquial por José Mª. Domínguez Borja, solía permanecer en su casa –calle sant Vicent, núm. 24– la víspera de la fiesta y se trasladaba al día siguiente a la parroquia. Finalizada la misa, donde los niños ofrecían una especie de bizcochos, realizaban un pasacalle, acompañados por la banda de música.
Actualmente y desde 1992 en que volvió a celebrarse, se hace la víspera la procesión, y por la noche baile de disfraces. Al día siguiente se celebra la Eucaristía, y por la tarde la cabalgata.
No obstante, desde hace tiempo, es una fiesta que permanece intermitente y a merced de grupos que quieran organizarla.
Hablar de las fiestas patronales de Montesa equivale también a hacerlo de la orden de caballería del mismo nombre, puesto que los símbolos religiosos que se veneran proceden del convento que la Orden tuvo en el pueblo hasta el terremoto de 1748: la reliquia de la Santa Espina y la imagen de la Virgen, la Mare de Déu.
Por causas desconocidas, parece ser que antes del terremoto, la villa de Montesa había proclamado patrona a la Mare de Déu que se veneraba en el altar mayor de la iglesia del castillo. Después, se cedió la imagen a la Parroquia y se colocó en el altar mayor, documentándose la primera procesión en 1751.
Antiguamente no obstante, la fiesta mayor giraba en torno a la titular del templo parroquial, la Asunción, por lo que el 15 de agosto participaba de la procesión la comunidad monástica del castillo-convento.
La Santa Espina, por su parte, se conservaba en el relicario que tenía la Orden de Montesa en su castillo-convento.
Después del terremoto, la reliquia se recuperó y trasladó al nuevo convento de la Orden en València, al edificio de El Temple. Años después, atendiendo a una solicitud del Ayuntamiento y del clero de la Parroquia, los religiosos de la Orden regalaron al pueblo un fragmento de la reliquia, que llegó a finales de diciembre de 1785. Así, al año siguiente, empezó a hacerse la fiesta de la Santa Espina, con la procesión correspondiente por las calles de la Villa.
Después, no hubo prácticamente cambios hasta el siglo XX: el primero en 1926, cuando se incorporó el Cristo de la ermita del Calvario; y el segundo alrededor de 1961, cuando se introdujo la fiesta de la Maredeueta, una imagen de la Virgen de Montesa de proporciones pequeñas teóricamente para las niñas y niños.
Las fiestas religiosas consisten en la celebración de la Eucaristía y la procesión de la imagen correspondiente. El resto de actos se centran en las vaquillas, cohetes, baile de disfraces y otros tipos de espectáculos.
Las fiestas patronales de Montesa se celebran durante la segunda quincena de agosto, con algunos días el mes de septiembre según años.
En 1982 y desde la escuela de Montesa, se organizó una entrà de moros y cristianos, de la que fueron protagonistas los niños del pueblo, con la idea de conmemorar la fiesta del 9 de octubre.
El siguiente, 1983, un grupo de jóvenes de Montesa creaban l’Associació Cultural la Fos, con la idea de promover actividades que sirvieran para recuperar la historia y la lengua de los valencianos, la cultura, las tradiciones, etc. Con estos objetivos nacía la Semana Cultural de Montesa. Así, en torno al 9 de octubre de cada año, se organizaron, por iniciativa de esta asociación, exposiciones, teatro, conferencias, concursos y actividades deportivas, nit d’albaes y entrà de moros y cristianos.
Con el paso de los años se fundaron progresivamente distintas comparsas, que fueron haciendo suya la fiesta. En la actualidad existen nueve, cinco por el bando moro (Kalíbules, Tariks, Masais, Kafftans y Mursi) y cuatro por el cristiano (Templaris, Bandolers, Belcebuts y Nídars). Los actos los organiza la Associació de Comparses y las fechas siguen siendo las mismas, en torno al 9 de octubre.