Saliendo del pueblo por el barrio llamado Ravalet, a menos de trescientos metros, se sitúa el actual cementerio.
Una vez llegamos, a mano izquierda, está la ermita dedicada al patrón de Montesa, san Sebastián, documentada por primera vez en 1558.
Al año siguiente, el pintor local Gaspar Requena ejecutó un retablo para el altar mayor de la ermita, por suerte hoy en una de las capillas de la iglesia parroquial de Montesa.
El edificio original contaba con un pequeño campanario, dos altares además del mayor, sacristía y coro. No sabemos los efectos producidos por el terremoto de 1748, pero algo debió ocurrir visto el estado actual, con el añadido de las transformaciones que presumiblemente se hicieron tras situar el cementerio junto a la ermita, cuya primera inhumación se realizó durante el mes de mayo de 1816.
En uno de los muros se conservan unos dibujos murales trazados por el ermitaño de 1623 Francesc Terol, mientras que junto a la puerta de acceso desde el cementerio, reposa la lápida funeraria del último archivero de la parroquia de Montesa, mossén Vicent Primo, enterrado en la ermita a principios de febrero de 1823.
En 2021, el Ayuntamiento de Montesa hizo obras de repristinación, habiéndose recuperado ya el acceso original desde uno de los muros laterales; después, con la finalidad de reponer la iconografía primigenia del edificio, se colocó en la cabecera una reproducción impresa del retablo original.
Además, procedentes del cementerio, se restauraron y colocaron en el muro del presbiterio ocho lápidas de cerámica, cuya cronología abarca los años 1857-1892.
Coronando la cumbre de una colina y separada de La Mola por el barranco de la Font Santa, se levantan los muros de la ermita de la Santa Cruz. Construida en el siglo XVI, en ella vivió un ermitaño hasta el siglo XIX. Se trata de un edificio sencillo, de planta rectangular y entrada lateral. El interior está cubierto por una bóveda de cañón rebajada; a la vez, una sencilla moldura recorre perimetralmente la nave del templo. El altar, de obra, alberga una rústica cruz de madera. El domingo más cercano al 3 de mayo se celebra la Eucaristía. A continuación se hace la tradicional bendición del término, para lo que se lleva la vera cruz que hay en la Parroquia.
En la falda de la montaña donde está la ermita de la Santa Cruz, junto al barranco de la Font Santa, se alza la ermita del Calvario. Es la más interesante de Montesa desde el punto de vista arquitectónico, con planta que se aproxima a una cruz griega, fachada de perfil mixtilíneo, cúpula y cabecera semioctogonal, y fue edificada durante la primera mitad del siglo XVIII. El interior se articula mediante pilastras rematadas por capiteles de orden dórico, con friso corrido y cornisa denticulada. El ábside, semicircular, conserva el altar original de obra, presidido por una talla de Cristo crucificado ejecutada en 1946 por Remigio Soler. La ermita concluye el vía crucis que arranca desde el barrio de la Covalera, con las tradicionales estaciones adornadas por paneles cerámicos.
Retablo de San Sebastián. Gaspar Requena, 1559.